“Quienes están en el auditorio podrían verlos, pero apenas los intuyen. Y para quienes observan en televisión quedan fuera del plano y resultan completamente invisibles”.
El teleprompter de discursos no es algo nuevo. Su versión inicial fue usada por primera vez en los años 50 del pasado siglo en el mundo de las teleseries y los informativos de televisión en Estados Unidos y pronto se extendió al mundo de la política, las grandes corporaciones, las celebrities, la universidad, las conferencias de todo tipo…
Apareció en la política por primera vez en 1952, cuando el presidente estadounidense de entonces, Herbert Hoover, lo utilizó en la Convención Nacional Republicana. En ese mismo año, una amplia mayoría de representantes de la Convención Demócrata también decidieron usarlo. A partir de este momento, el teleprompter empezaría a formar parte de las intervenciones del presidente Dwight D. Eisenhower de forma habitual.
Desde entonces, esta herramienta de comunicación ha sido empleada por todos los presidentes estadounidenses de distinta posición ideológica, progresistas o conservadores, pero también se ha incorporado a los discursos de líderes sociales y empresariales de diferentes naturalezas.
El teleprompter está presente en los foros más importantes del mundo. Puede encontrarse en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el hemiciclo del Capitolio que reúne a la Cámara de Representantes en Estados Unidos, en el Bundestag (parlamento alemán), en la sala de reuniones del Comité Olímpico Internacional o en el Foro Económico Mundial de Davos.
El uso del teleprompter se ha convertido en una práctica comunicativa habitual, que se está extendiendo a toda velocidad. Más allá de los espacios políticos, el teleprompter ha sido incorporado también por los presidentes de grandes corporaciones en las juntas generales de accionistas; en los solemnes actos de homenajes o entrega de premios; en las aulas magnas de las universidades; o en las salas de prensa de medio mundo. O también en el evento donde se anuncian los candidatos a los Oscar de Hollywood. O en miles de conferencias de medianas y pequeñas asociaciones de todo tipo…
El efecto de usar prompter es realmente espectacular. El orador ya no mira el papel, sino al público, a un lado y a otro. Desde la audiencia, lo más común es que se piense que el orador está improvisando. O no, pero eso da igual porque el efecto ya está conseguido.
1. Lees el discurso, por muy largo que sea, sin que parezca que estás leyendo.
Al eliminar el papel del atril evitas tener que estar la mayoría del tiempo mirando hacia abajo. Al no estar mirando al papel, quien te está escuchando piensa de manera automática que no estás leyendo.
2. Captas la atención del auditorio.
Estar durante todo el discurso mirando al público te conecta con él inmediatamente. Mantener la mirada en las personas a las que te diriges aporta naturalidad, cercanía y ayuda a fijar el mensaje.
3. Mirar a la izquierda, al centro y a la derecha sin perder el hilo del discurso.
Podrás sobrevolar todo el auditorio –pequeño o grande– con tu mirada. Aunque haya un espejo a tu izquierda y otro a tu derecha, debido a la separación que hay entre ellos, también puedes mirar al centro mientras lees.
4. Mejora notablemente tu lenguaje no verbal.
El lenguaje no verbal es una parte importante para interpretar bien un discurso. Al no estar pendiente del papel, el párrafo por el que vas, pasar las páginas, subir y bajar la cabeza… el orador está sólo concentrado en la ejecución del discurso. Usando teleprompter tienes las dos manos libres y ellas también hablarán por ti.
5. Aumenta las dosis de emoción.
Las emociones son fundamentales para persuadir y llamar a la acción. Y además, es lo que la gente va a recordar de tu intervención. Usando prompter sólo estás pendiente de la interpretación del discurso y, por tanto, de la interpretación de las emociones que quieres transmitir.
6. Pones música a tu discurso.
La velocidad y la entonación son piezas claves. En un teleprompter puedes controlar la velocidad a la que pasan las letras y por tanto poner ritmos y entonaciones diferentes en cada parte. También te permite controlar a la perfección las pausas durante la alocución. La velocidad, la entonación y las pausas darán esa musicalidad pegadiza como las de las canciones que no conocemos y se nos quedan en la memoria.
7. No dirás nada que no quieres decir.
Ni tampoco te olvidarás de aquello que tienes que contar. Simplemente lee de los cristales.
8. Los cristales no aparecen en el tiro de cámara.
Un gran discurso no sólo está pensado para quienes acuden a oírlo, sino también para los que lo ven por la televisión. Si las cámaras están colocadas justo enfrente del orador, los cristales no aparecen en televisión y el efecto mágico aumenta ante quien te ve a través de la pantalla.
9. El prompter es una herramienta didáctica muy valiosa.
Aunque al final decidas no usar el teleprompter el día de tu conferencia, puedes ensayar y entrenar con él antes de salir a escena. Esto te ayudará a mejorar en todos los aspectos.
10. Es imperceptible para la audiencia.
Cada vez los prompters se disimulan más y los cristales y mástiles se difuminan en el escenario. En un gran recinto, no se aprecian. Pero aunque sea en una pequeña sala y la gente esté justo delante del cristal, nadie sabe lo que es. Esto está contrastado en cientos de sitios en los que usamos teleprompter.
Se trata de dialogar con el prompter y con la audiencia, para vencer todas las dificultades de leer fríamente desde un papel.
Una sesión de entrenamiento con teleprompter resulta tan intensa y realista –y tan entretenida– como lo es para un piloto el uso de un simulador de vuelo. Preparar un discurso con papel es imbuirse en la lectura y tratar de levantar el vuelo de vez en cuando, que no es poco. Pero prepararlo con teleprompter es dejar volar la mirada y las palabras al encuentro mágico con el público, es tener altura de miras.
Ahora, con Prompter-in-a-box ponemos todas estas ventajas a tu alcance. Gracias a la mayor innovación del teleprompter de discursos para mejorar el transporte, el montaje y su uso diario. Con Prompter-in-a-box el teleprompter deja de ser una herramienta complicada y reservada únicamente a unas élites.
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